El Jazmín de invierno, conocido por su floración temprana, es una planta trepadora que aporta frescura y color a tu jardín o espacio interior. Sus pequeñas flores amarillas contrastan maravillosamente con su follaje verde oscuro, ofreciendo un espectáculo floral único, incluso durante los meses más fríos del año. Esta planta resistente es ideal para quienes buscan una opción decorativa que añada vida a sus exteriores durante el invierno. Su aroma suave y delicado, junto con su elegante forma, la convierte en una opción perfecta para vallas, pérgolas o jardineras altas. Es fácil de cultivar y mantener, lo que la convierte en una excelente opción para jardineros principiantes o para aquellos que buscan añadir un toque especial a su hogar. Una planta que no solo embellece, sino que también evoca sensaciones de frescura y naturalidad.

Ubicación: Colócalo en un lugar soleado o parcialmente sombreado. Prefiere la luz directa del sol, aunque tolera algo de sombra. Riego: Riega de forma regular, permitiendo que el suelo se seque entre riegos. Asegúrate de no dejar que el agua se acumule en la base de la maceta. Temperatura: Es una planta resistente al frío, pero crece mejor en temperaturas suaves, entre 10°C y 20°C. Humedad: No es exigente en cuanto a humedad, pero en climas muy secos, es recomendable rociar sus hojas ocasionalmente. Poda: Realiza podas periódicas para mantener su forma y promover un crecimiento más compacto y saludable. Fertilización: Durante la temporada de crecimiento (primavera y verano), fertiliza una vez al mes con un fertilizante para plantas con flores.